No basta abrir la ventana
para ver los campos y el río.
No es suficiente no ser ciego
para ver los árboles y las flores.

Fernando Pessoa

Las formas, en este caso la forma del lenguaje visual occidental, produce una manera de mirar, marcando una jerarquía relacional de cómo enfrentarse al otro. La representación cultural en occidente está marcada por la necesidad de controlar, clasificar y dominar a través de la transparencia. Los delirios de grandeza de los imperios producen dolores de cabeza y ceguera. Hopinka se enfrenta a esta miopía colonial partiendo de procesos diferentes. Sus formas visuales están construidas en el seno de una epistemología mixta, que genera nuevos lugares de encuentro desde la multiplicidad. Su cine propone formas de intervención visual que expanden el sentido de los cuerpos en relación con el espacio. Sus reflexiones poéticas procesan las identidades simultáneas de quien vive a caballo entre una identidad ancestral y una realidad colonial. Un abanico de imágenes fragmentadas, sonidos de un pasado distante y composiciones poéticas que habitan entre el pasado y el presente. Hopinka propone una mitología contemporánea sensible que resiste estatismos y procedimientos científicos. Sus películas piensan la narrativa personal en común y en relación a un entramado de objetos, lugares, e imágenes. En lugar de satisfacer el deseo enciclopédico colonial de explorar y exigir el conocimiento como un derecho, sus formas de convivencia documental crean un espacio de empatía y escucha profunda. La porosidad de Hopinka propone un espacio de cohabitación que permite construir un futuro desde una realidad ancestral y contemporánea.