Jocelyne Saab es una figura excepcional en la historia del cine árabe. Intrépida, valiente y determinada, ella siempre s puso por delante de los obstáculos -al nivel de bombardeos militares, de un riesgo de censura o de las dificultades sanitarias de las personas a las cuales filmó a lo largo de su vida- para hacerlos recular. Con o sin el dinero necesario para producir, Jocelyne Saab produjo y montó cerca de cincuenta films y escribió una veintena de otros que no pudo llevar a cabo. Su obra, abundante, cubrió las guerras de liberación que estallaron el Medio Oriente y África del Norte entre los años setentas y ochentas: La Marcha Verde de Kadhafi en Libia, la Guerra de Octubre en Egipto, la guerra civil llevada por Saddam Hussein contra los kurdos en irak, la guerrilla del Frente Polisario en el desierto marroquí, la revolución islámica en Irán, y da a conocer, bajo un prisma poco habitual en relación a los medios de comunicación masivos, otra cara de la guerra del Líbano. Profundamente comprometida con la causa palestina, ella tuvo la confianza del líder de la OLP (Organización para la Liberación de Palestina), la de Kamal Joumblatt y Raymond Eddé. Jocelyne Saab construyó a lo largo de toda su vida imágenes por la paz, imágenes para la vida: cerca de las infancias, cerca de las mujeres, desde las trincheras, sin estetizar las ruinas de lo que fue arrasado por la guerra. Ella filma lo que queda, pese a las ruinas, pese al colapso del mundo que ella conoció.

La “Trilogía de Beirut” tiene un título conmovedor: ella misma libanesa, forma parte de las víctimas de una guerra que nadie comprende. Ella no duda en ponerse a sí misma en escena sobre la vida desnuda, firme y determinada en sus ropas ligeras para mostrar lo que nadie quiere ver: la violencia de la armada israelí, la traición de la armada siria, los juegos sucios de las comunidades. Luego de la guerra civil libanesa, ella realiza en Egipto una serie de películas que se interesan en la cultura local que tienen el fin de combatir, a su manera, la avanzada del islamismo radical en el país. En el apogeo de esta experiencia, Dunia se impone como un faro: como muchos de sus otros films, es censurado por los egipcios a los cuales está dedicado.

Jocelyne Saab hizo películas hasta su último suspiro: el último video que ella realizó fue terminado en Diciembre 2018, poco tiempo antes de su fallecimiento. Esta necesidad de crear para expresarse, no importa cual sea la naturaleza de la imagen naciente, es sin dudas la característica más luminosa que hace falta poner delante para definirla: denunciar, dar la palabra a quienes no tienen voz, más allá de las represiones, a darse el derecho a soñar un mundo más justo.