Sinopsis

“Olhe bem as montanhas” (Fíjate bien en las montañas) la frase fue acuñada por el artista Manfredo de Souzanetto durante los años de la dictadura brasileña. Las actividades mineras estaban destruyendo el medio ambiente en el estado de Minas Gerais, en el suroeste del país. A través del montaje, Ana Vaz establece paralelismos entre esta región y la muy distante Nord-Pas de Calais, en el norte de Francia, también marcada por más de tres siglos de explotación minera.
Por un lado, las montañas erosionadas asolan a sus habitantes con desprendimientos mortales. Huecas y destripadas, estas montañas se convierten en los receptáculos de una memoria fantasmal. Al otro lado, en Francia, las pilas de residuos mineros se convierten en montañas y reservas de biodiversidad, donde el umbral entre naturaleza y tecnología se hace indiscernible. La cineasta nos sorprende con cada plano. La poesía prevalece sobre cualquier discurso activista o ecologista, como en la secuencia que muestra a unos científicos midiendo murciélagos a la luz de la luna. Aquí, el "mira atentamente" orienta la película hacia los detalles, hacia los elementos visuales y sonoros. Sin embargo, éstos nunca están desconectados de lo político: un plano del cielo tomado desde el fondo de un barranco es suficiente para conjurar los fantasmas de los pueblos indígenas erradicados, cuyas pinturas rupestres, no obstante, permanecen.

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